lunes, 17 de agosto de 2015

Cómo utilizar los aprendizajes esperados en la evaluación formativa

Cómo utilizar los aprendizajes esperados en la evaluación formativa
La evaluación es un proceso continuo y permanente que aporta información relevante para mejorar la enseñanza. Las formas y procedimientos que adopte el maestro, deben valorar lo que el niño hace frente a una nueva experiencia educativa y considerar el crecimiento afectivo, físico e intelectual que ha adquirido; asimismo, se debe evitar que la evaluación llegue a convertirse en una tarea escolar adicional.
            Cabe comentar que de acuerdo con el Plan y Programas de Estudio de Educación Primaria (SEP, 2011)), la evaluación debe ser formativa, desde un enfoque constructivista, en la cual se tome en consideración a los involucrados (heteroevaluación, coevaluación y autoevaluación), así como todo el proceso educativo.  Es decir, resulta necesario llevar a cabo evaluaciones periódicas que nos muestren posibles desviaciones de los objetivos planteados con antelación, para lo cual resulta indispensable tomar en cuenta los aprendizajes esperados y las competencias a desarrollar en los infantes.
            Dichos tipos de evaluaciones no se contraponen, sino por el contrario se complementan para lograr de esta manera una evaluación por competencias, al valorar tanto de aspectos cualitativos como cuantitativos del proceso de aprendizaje de los alumnos, esto responde al hecho de que si se pretende el logro de determinados aprendizajes esperados y competencias en los alumnos, éstas deben verse reflejadas a través de la evaluación.
            Aunado a ello, se sugiere el uso de instrumentos de evaluación como: listas de control, rúbricas, producciones escritas, portafolios, esquemas, pruebas escritas, entre otros, a través de las cuales sea fácil el registro de los avances o retrocesos de los alumnos durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, a través de estándares o criterios claros y precisos que expresen lo que debe hacerse y cuán bien debe hacerse. Ejemplo de esto, es la rúbrica para evaluar el desempeño de cada alumno en el análisis del tema “¿Para qué me sirven los mapas?” perteneciente a la asignatura de Geografía, en la cual es posible implementar criterios como: identificación de mapas y  conocimiento de sus principales características, análisis de la información contenida en los mismos, elaboración de mapas y su actitud durante el desarrollo de las actividades propuestas en clase. Dichos estándares constituyen un punto referente de lo que cada alumno logró saber,  saber hacer y ser en el trabajo con el tópico en cuestión.

            Este ejemplo me permití mencionarlo para mostrar la importancia de tomar en consideración en todo momento los aprendizajes esperados, pues conforme a éstos, deben planearse las actividades para el trabajo en el aula, y a su vez seleccionar los productos, herramientas e instrumentos de evaluación, ya que debe existir una relación directa entre lo que se enseña y lo que se evalúa. Es de esta manera como con la evaluación se comprobará el alcance de los aprendizajes esperados y con ello, es factible que el docente identifique si las estrategias didácticas empleadas y los recursos utilizados fueron los adecuados, debido a que a través de la evaluación, se observarán las necesidades que presentan los alumnos y podrá diseñarse el trabajo siguiente.

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