miércoles, 19 de agosto de 2015

Situación de México. Obtenido del libro "Sobre estándares y evaluaciones en América Latina"

Situación de México


Extracción del libro “Sobre estándares y evaluaciones en América Latina” de Patricia Arregui (Ed).



En 1970, México estableció una oficina en la Unidad de Planificación Educacional de la Secretaría de Educación Pública, que finalmente se transformó en la Subdirección de Evaluación y Acreditación, con el propósito de estudiar las características y la calidad del sistema educacional del país. Los profesionales involucrados llevaron a cabo estudios de aptitud en niños de sexto grado de la educación básica y establecieron un examen de ingreso a la educación secundaria.

Durante el período 1976 a 1982 la Subdirección investigó el aprendizaje en una muestra representativa de alumnos que cursaban el cuarto y quinto grado. Los resultados de esta evaluación aparecieron en publicaciones científicas y especializadas, no siendo divulgadas de ninguna otra manera, y las autoridades les prestaron poca atención.

En efecto, la información con respecto a la evaluación se transformó en un “secreto de Estado” solo conocido por un reducido número de profesionales de la Secretaría. Este enfoque dificultó el desarrollo técnico como asimismo la utilización para el diseño de políticas.

Durante el período 1983 a 1988, en México se desarrolló un examen para egresados de las escuelas de capacitación de profesores. Posteriormente, en 1989, se tomó la decisión de aplicar el concepto de evaluación de manera más amplia con el fin de mejorar la enseñanza y el aprendizaje  y de publicar los resultados. En 1992 el gobierno federal y las Asociaciones  Gremiales Nacionales de Profesores acordaron un programa tendiente a modernizar la educación básica a través de su descentralización a nivel de los estados, dejando en manos del gobierno federal la responsabilidad de medir y evaluar el aprendizaje y asegurar la calidad de la educación básica y la capacitación de los profesores. Con este propósito, la Secretaría de Educación Pública se comprometió a apoyar las evaluaciones de los profesores, las evaluaciones en la sala de clases y aquellas realizadas a nivel nacional.

En 1994, después de cinco años de evaluaciones de la calidad de la educación en México, la  Secretaría emitió un informe acerca de los conocimientos y las habilidades de 480.000 profesores como asimismo el rendimiento de 2,8 millones de niños de educación básica y secundaria.

Sus principales conclusiones fueron que los niños que habían asistido a la educación preescolar obtenían puntajes más altos que aquellos que no lo habían hecho; los niños que habían repetido el sexto grado como asimismo aquellos que estaban trabajando exhibían un menor rendimiento que aquellos que nunca habían repetido y aquellos que no trabajaban; los niños que asistían a escuelas urbanas o privadas obtenían mucho mejores resultados que aquellos que asistían a escuelas rurales y públicas; los puntajes más bajos se encontraban entre los niños que asistían a escuelas indígenas y comunitarias, que contaban con instalaciones inadecuadas y profesores con menor nivel de capacitación, y los niños que obtenían los mejores puntajes asistían a escuelas urbanas y tenían padres que exhibían un mayor nivel de educación. Mientras que los niños de primer y segundo grado obtenían puntajes cercanos a lo que los investigadores y diseñadores de currículos esperaban, sus puntajes bajaban sucesivamente cada año en términos del porcentaje de respuestas correctas.

Las autoridades mexicanas informaron también que era imposible medir sistemáticamente el desempeño de los profesores en la sala de clases, debido a que las poblaciones de alumnos eran extremadamente diversas y aún existían dificultades técnicas.


Como se mencionara anteriormente, México participó cabalmente en el TIMSS, pero en el último momento decidió no publicar los resultados. Esta decisión no debiera sorprender si se considera la renuencia general de México a divulgar los resultados de los exámenes en el pasado,  tratándoselos en ocasiones como secretos de Estado. Si bien las actitudes han cambiado desde entonces y actualmente se divulgan los resultados de las evaluaciones correspondientes a la escuela básica y secundaria, esto aún se hace con alguna ambivalencia. La característica más distintiva del sistema de evaluaciones de México es que ha evaluado sistemáticamente los conocimientos y la capacidad de los profesores.


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